Fresa, ¿Quién no la probó alguna vez?, las variedades que normalmente consumimos son híbridos, por lo general Fragaria x ananassa, estos han desplazado a las especies silvestres, en nuestro caso Fragaria vesca, sobre todo por el tamaño y sabor de sus frutos (esta última más pequeña y más acida).
Son plantas perennes rastreras o amacolladas de crecimiento bajo que se cultivan en jardines como tapizantes ornamentales y por sus frutos carnosos rojos.
Sus hojas palmeadas se componen de tres hojuelas dentadas y las flores, blancas o rojas (dependiendo de la variedad), aparecen en cimas.
Su cultivo es muy sencillo.
Suelen fructificar en mayor cantidad en los meses de primavera, comienzo de verano y otoño, siendo en verano cuando menos frutos ofrecen.
Podemos cultivarlas en el suelo, en macetas de tamaño medio o en jardineras, (en estos dos últimos casos, debemos de plantarlas lo mas al borde posible, de esta manera nuestras fresas no tocaran la tierra y no se pudrirán), todo dependiendo del espacio que dispongamos.
Por lo general son resistentes a las heladas, según mi propia experiencia, no les hace falta protección, solamente protegerlas del viento.
El suelo debe de ser fértil y bien drenado.
Debemos regarlas prácticamente a diario. Siempre dejando secar parcialmente la tierra, de esta forma evitaremos la brotitis, causada por mucha humedad.
Donde mejor se van a desarrollar es a pleno sol o sombra ligera.
Las podemos multiplicar por semillas o por estolones que surgen en primavera y otoño. Una vez arraigados los estolones podemos separarlos y obtendremos plantas idénticas a la que produce los estolones.
Debemos de protegerlas de los caracoles, pulgones de la fresa y aves.